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El propio corredor ha reconocido en su blog personal de Suzuki que ha sido una temporada "un poco extraña", pero "la hemos terminado muy bien y eso es positivo para el equipo y para mí". Y es que, "no es ningún secreto que en las primeras carreras sufrimos bastante, pero sabíamos que la GSX-R iría a más y nunca dejamos de dar el máximo". Gracias a ello, "mi ritmo de carrera mejoró sustancialmente y fui capaz de subir posiciones, ayudado por el gran chasis de la moto, aunque en recta me rebasaban y tocaba empezar de nuevo", recordó. "En ocasiones luchaba con rivales que sabía que podía batir, pero en Superbikes el nivel está tan igualado que es vital clasificarse entre los ocho primeros para poder optar a algo en carrera".

En su repaso de la temporada, Camier destacó que "el equipo ha trabajado duro para hacer la moto mejor semana a semana y a partir de Brno pudimos ver el progreso". Entonces, "me supo genial poder pelear por el podio y demostrar que podíamos subir a él, como hicimos finalmente en Nürburgring". La hazaña casi se repitió en Portimao, cuando "sentía que podía dar caza a Biaggi, pero un error técnico me obligó a abandonar". En cualquier caso, "llegamos a verle muy de cerca".

Camier no tiene programado ningún entrenamiento hasta después de Año Nuevo, por lo que se centrará en recuperarse de una dolencia en el brazo.

Pese a tener ofertas de otros equipos, decidió permanecer con Suzuki una temporada más, pues tras los test de Aragón en los que probó los nuevos neumáticos de 17 pulgadas, ve un futuro prometedor para los suyos. "Veo mucho potencial a pesar de contar con una moto vieja, la electrónica ha mejorado y otros aspectos también han ido a más", por lo que "necesitamos más consistencia el próximo año", finalizó.